El resurgir del formalismo: la pintura de Gabriel Victorio Bernabeu
Comisaria de la exposición: Andrea García Casal
Casa de la Cultura de Grado, Asturias.
Del 14 al 28 de diciembre de 2022
Horario: Lunes a viernes de 10 a 20:45. Sábados y domingos de de 10 a 14 y de 15 a 20:45
El resurgir del formalismo: la pintura de Gabriel Victorio Bernabeu.
Por Andrea García Casal en calidad de comisaria de la exposición.
‘’La obra de arte es la expresión de la conciencia artística elevada a una relativa altura. La forma artística es la expresión inmediata y única de esta conciencia. El artista no llega indirectamente a su uso, no necesita buscarla para exponer en ella un contenido que, nacido sin forma, buscaba un cuerpo en el que acogerse’’. Sobre el juicio de las obras de arte plástico (1876) del teórico del arte Konrad Fiedler.
Cuando se visita una exposición, especialmente artística, lo natural es que se manifiesten comentarios valorando la obra, ya sea desde un punto de vista puramente estético, simbólico y/o emocional. Una obra de arte puede parecernos bella o fea; también interesante por su significado, tediosa de entender, alegre, desconcertante, etc. Por norma general, no se conoce bien lo que su autor o autora ha intentado plasmar, si es que realmente ha pretendido algo (lo cual tiende a darse por sentado que sí). De este modo, resulta muy frecuente que el público se convierta en una suerte de álter ego del creador o creadora; en intérprete de la pieza expuesta. Esto resulta más frecuente en las muestras de arte actual, que no suelen contar con explicaciones detalladas sobre el arte exhibido.
Cuando nació la teoría formalista del arte en la centuria decimonónica, la intención de sus pensadores (¿y tal vez pensadoras?) fue centrarse en el aspecto formal del arte. Aquí lo trascendental es delimitar aquello que consideraron puramente artístico para discernirlo de cualquier otra cuestión relacionada con el arte (aunque sea inherente), desde los materiales y técnicas utilizados hasta el tema artístico representado, la función de la pieza en caso de tenerla, etc. Por ejemplo, en una obra pictórica, los trazos, los colores empleados y su disposición en un soporte plano son los elementos clave para el formalismo, ya que se originan directamente de la mente de su artista y su primera consecuencia son los gestos derivados del proceso. Significan la plasmación externa de su esencia (interna, siempre). Por tanto, no es relevante ni siquiera el hecho de que el arte tenga un propósito; simplemente es la manifestación tangible de un concreto mundo interno, que, por otro lado, toma obligadamente sus principios de la existencia, de la realidad. Estas tesis formalistas derivaron en la idea tan sonada de la autonomía del arte, pero con la particularidad, en este caso, de que la autonomía es sinónimo de independencia. En definitiva, una obra de arte es el producto de la actividad de su autor o autora y debe entenderse separadamente de todo aquello a lo que se la pueda ligar.
La pintura de Gabriel Victorio Bernabeu, que es abstracta, revive para esta exposición el concepto del formalismo en el arte. La abstracción significó el culmen de las teorías formalistas al estimar, grosso modo, que la planitud, el color y su construcción con la pincelada (en la pintura) son las bases inconfundibles de este arte. Como arguyó el crítico de arte Clement Greenberg, gran exponente del formalismo: ‘’[p]ara conseguir la autonomía, la pintura debe, por encima de todo, despojarse de todo aquello que pueda compartir con la escultura. Y es en su esfuerzo por conseguirlo, y no tanto por el afán de excluir lo representacional o lo literario que la pintura se ha vuelto abstracta’’ (La pintura moderna, 1960).
Lo llamativo de esta corriente teórica es que ha ido cambiando a lo largo de los siglos, pasando, verbigracia, del arte figurativo al abstracto y manteniendo la firme creencia en la forma como seña autónoma de identidad del arte, sea cual sea, purista, sin dejarse contaminar por los múltiples aspectos que podemos asociar al arte (política, ciencia, religión, etc.). Incluso, es una tesis aplicable a la totalidad de las artes, aunque Greenberg, verbigracia, se decantó por la pintura y la necesidad, hasta extremista, de alejarla formalmente de la escultura.
Por estas razones, Bernabeu es el artista idóneo para representar este concepto de manera visible a través de su pintura abstracta, la cual nace lógicamente de su esencia, buscando de manera constante la armonía entre trazos y cromática. Y que así el público tenga la capacidad de ver una exposición artística desde una posición novedosa, más imparcial, como el agente externo respecto a la pieza artística que realmente es. La obra de arte no necesita de apreciación alguna. Existe por sí misma gracias a la persona que la ha creado (es un producto intelectual), una vez esta se ha conseguido apoderar, al igual que dijo Fiedler en Sobre el juicio de las obras de arte plástico, ‘’de la confusa masa de lo visible y la convierte en existencia figurada’’.